En el IMDOSOC nos unimos al llamado de justicia y verdad ante el horror descubierto en Teuchitlán, Jalisco. Nos solidarizamos con las víctimas, con sus familias y con todas las personas que buscan la paz en un país herido por la violencia y la impunidad.
México ha sido testigo de un nuevo hallazgo que hiela la sangre y sacude las conciencias: un campo de exterminio y entrenamiento del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco. Más que un descubrimiento aislado, es una confirmación de lo que muchas familias han denunciado por años: la violencia ha alcanzado niveles de barbarie inaceptables, mientras la impunidad sigue imperando.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha emitido un comunicado contundente, un llamado urgente a la acción ante este horror. En su mensaje, los obispos denuncian la omisión de las autoridades, la complicidad del silencio y la tragedia de los desaparecidos, una herida que desgarra a miles de familias en el país.
Un crimen que no debe ser normalizado
El hallazgo de crematorios clandestinos y la confirmación de que estos sitios existen en varias regiones del país nos enfrenta a una realidad dolorosa: México es un territorio de muerte para muchos desaparecidos, y la respuesta del Estado ha sido insuficiente.
Mientras se presume una reducción en homicidios, las desapariciones han aumentado de manera alarmante. ¿Cómo es posible que se celebre una supuesta baja en la violencia cuando miles de familias siguen sin saber el paradero de sus seres queridos?
Los obispos han sido claros: se necesita una respuesta inmediata, contundente y coordinada. No más omisiones, no más evasiones, no más complicidades.
Las madres buscadoras: la esperanza en medio del horror
Si algo nos ha enseñado esta crisis es que las principales protagonistas de la búsqueda de justicia no han sido las autoridades, sino las madres buscadoras y organizaciones civiles que, con valor y determinación, han logrado lo que el Estado no ha querido o no ha podido hacer.
El comunicado de la CEM reconoce su labor y las exalta como un ejemplo de resistencia y amor. Son ellas quienes han desenterrado la verdad, quienes han convertido el dolor en lucha, quienes han iluminado con su esperanza la oscuridad de la impunidad.
¿Qué podemos hacer?
En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a no ser indiferentes. Se nos llama a la oración, pero también a la acción:
🔹 Denunciar estos hechos y exigir justicia.
🔹 Acompañar a las familias que buscan a sus desaparecidos.
🔹 Comprometernos con la construcción de la paz desde nuestras comunidades.
Puedes descargar y leer el comunicado completo de la CEM aquí:
La violencia no puede ser el destino de México. La memoria de quienes han desaparecido nos exige romper el silencio y exigir justicia.
Desde el Imdosoc nos unimos a alzar la voz y convocamos a sumarse a las iniciativas que los colectivos de familias buscadoras proponen a nivel nacional. Te invitamos el próximo sábado 15 de marzo a las 5 pm, en el Zócalo, Cdmx.

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