Hno. Pedro Álvarez Arenas, fsc
Tras haber comenzado un nuevo año litúrgico, seguimos caminando juntos este tiempo de Adviento-Navidad-Epifanía, es decir, continuamos renovando nuestras actitudes de búsqueda esperanzada, celebración gozosa y manifestación alegre de las Promesas cumplidas de Dios Fiel a su Alianza de Amor con cada uno y con todos.
En este Segundo Domingo, nuestra corona de adviento continúa iluminándose, asistimos ya a celebraciones navideñas en escuelas, oficinas, templos y colonias, previo a unos “días de vacaciones”. En este contexto celebrativo, conviene hacer una pausa en el camino y considerar lo que las lecturas de la Palabra de Dios nos recuerdan en este día: que no celebramos un cambio de estación climática, sino la Historia de Salvación que se hace salvación en nuestra historia.
No es la astronomía, sino la biografía la que enmarca estas fiestas religiosas-civiles-culturales. Vivir hoy con miras de eternidad y trascendencia. Relectura de fe de nuestra historia y nuestro mundo, viviendo hoy con miras de eternidad y trascendencia. Vivir el “más acá” desde el “más allá”, evangelizando la cultura y culturizando el Evangelio.
Con y como Juan el Bautista, preparemos la llegada del Señor, arreglemos los caminos, rellenemos los baches, rebajemos los topes, enderecemos las curvas, aligeremos las pendientes, aclaremos los espacios, coloquemos bien las coladeras, limpiemos las alcantarillas, marquemos las señales, para que nadie tropiece y camine seguro y en paz. Dios es liberador compasivo y misericordioso y salva invitándonos a nuestra conversión.
Dios está haciendo grandes maravillas y por ello estamos alegres. Pedimos unos por otros y por todos, y nos amamos con el amor con que Cristo nos ama. Con Él pedimos que su amor crezca más y más y así escojamos siempre con plena libertad entre dos bienes el mejor, el mayor bien o el mal menor, llenos de frutos de justicia y de paz.
Valoremos con sabiduría las cosas de la tierra y pongamos nuestro corazón en las del cielo. Paz en la justicia y Gloria en alabanza y adoración.
En el marco celebrativo de esta segunda semana, el 8 de diciembre celebramos la Inmaculada Concepción de la Virgen María, nueve meses previos a celebrar su Natividad el 8 de septiembre. Son fiestas de VIDA, de NaVIDAd. Por motivos litúrgicos, este año la fiesta de la inmaculada se traslada al lunes 9 de diciembre, en el que celebramos a San Juan Diego, el Profeta de Guadalupe, hombre de fe y confianza, testigo de esperanza. Se “trasladan” y “unen” fiestas que para el creyente son oportunidades de reflexión, renovación y compromiso.
En esta segunda semana celebraremos un aniversario más de las apariciones de Santa María de Guadalupe, la Gran Evangelizadora, en el marco festivo en camino a los 5 siglos de este gran Acontecimiento que celebraremos en 2031. El Adviento de 1531 en América estuvo marcado por Ella que llega como mensajera del Nuevo
Sol que levanta la Vida Nueva y llena de esperanza y sentido el encuentro de culturas en ese momento histórico. Nueva Encarnación de la Buena Noticia de Jesús, Dios con, en y entre nosotros. No tengamos miedo, ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? Dios compasivo y misericordioso es fiel a su Alianza eterna de amor con nosotros.
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