La Comisión de Ecología Integral del IMDOSOC junto con la Iniciativa Climática de México. ofreció una conferencia con el fin de presentar iniciativas y acciones desde la sociedad civil organizada de México para atender la crisis climática desde la perspectiva de la justicia social en concordancia con el llamado del Papa Francisco al cuidado de la creación.
Para abrir la conversación se citó la encíclica Laudato Sí del Papa Francisco, en la que nos habla de la profunda relación existente entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Por eso hablar de las razones por las cuales un lugar se contamina exige un análisis del funcionamiento de la sociedad, de la economía, del comportamiento del ser humano y de las formas de entender la realidad. Es necesario buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental.
Acuerdos y retos.
El Dr. Adrián Fernández Bremaunt de la Iniciativa Climática de México, hizo un recorrido histórico sobre el desarrollo de la crisis climática y las búsqueda de solución en los últimos cincuenta años. El acuerdo de París y el abordaje consecuente que se hace del problema del cambio climático en el mundo, basado en la ciencia, se refiere a cuatro puntos clave:
El cambio climático es causado por los seres humanos y afecta a todas las regiones del planeta.
Las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI), generarán un calentamiento global en el corto plazo y es probable que se alcance el 1.5 grados entre el 2030 y 2035.
Actualmente estamos cerca de 1.2 grados.
Para mantenernos dentro del límite de 1.5 grados, debemos reducir las emisiones al menos en 43% para el 2030 comparadas con las de 2019 y al menos 60% para el 2035.
Para tal efecto, en el acuerdo de París, cada uno de los 196 países participantes firmaron en 2015 una serie de metas para la reducción de sus propias emisiones de gas de efecto invernadero. La acción inmediata de los científicos que conforman el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, fue evaluar el alcance de las metas propuestas y su estudio reveló la gran Brecha de Emisiones referente a todo lo que falta por reducirlas una vez que se cumplieran las metas que presentaron los países adheridos al acuerdo. Ante la falta de tiempo, el secretario general de las Naciones Unidas llama año con año a los países a presentar sus metas con medidas cada vez más estrictas para ir cerrando la brecha de emisiones y que el incremento de la temperatura en el planeta no rebase 1.5 grados centígrados.
Al IPCC en 2018 se le encomendó un estudio especial conocido como el “Reporte del 1.5”, para responder dos preguntas fundamentales: la primera es si con base en la ciencia aún es posible contener el calentamiento global por debajo de los 1.5 grados centígrados, encontrándonos ahora en los 1.1 grados, a lo que se respondió que sí es posible; la segunda es qué debemos hacer para lograrlo, a lo que el reporte se responde que la meta es reducir en un 45% las emisiones del planeta comparado con 2010, y llegar a 0 emisiones netas para 2050.
Respecto a la electricidad y la eficiencia energética es posible llegar a una reducción de hasta 39% respecto a su línea base. Para ello se requiere, entre otras medidas, una despliegue acelerado de energías renovables, solar y eólica, y una salida justa y progresiva del uso del carbón y la eliminación del combustóleo de forma acelerada.
Justicia climática.
En palabras de la Mtra. Ana Sofía Tamborrel, la justicia climática es poner a las personas en el centro de las propuestas de mitigación y adaptación al cambio climático. Encontramos un ejemplo en la iniciativa de Sudáfrica que en 2021 presentó su actualización y mejora de la primera Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), de la que destacamos especialmente sus prioridades sociales: urgencia para crear empleos, reducir la pobreza y acelerar la transición energética justa.
Para dar seguimiento a los acuerdos de París hoy se cuenta con mecanismos de transparencia climática, con el fin de que los países rindan cuentas a su población y a todo el mundo.
Las acciones de litigio de los ciudadanos son una tendencia que ha crecido en los últimos años con demandas legales en contra de compañías petroleras y de sus propios gobiernos. Un caso emblemático es el de Holanda, en el que los ciudadanos consideraron que las metas entregadas por su gobierno les avergonzaban. La Suprema Corte de Justicia concluyó que los ciudadanos tenían razón, por lo que el gobierno tuvo que revisar dichas metas y plantear mayores esfuerzos.
México se está acercando a los primeros 10 mayores emisores de GEI en el mundo. El reto es hacer más por la mitigación poniendo por delante las metas sociales, ya que cuenta con uno de los niveles más altos de desigualdad respecto al ingreso medio por familia. La inequidad se refleja en que las familias de alto ingreso son quienes imprimen una mayor huella de carbono debido a sus patrones de consumo. En términos de equidad, esa misma capacidad económica de actuar en relación a sus patrones de consumo, es motivo suficiente para apelar a una concientización y aplicación de principios éticos y del Pensamiento social cristiano para que sean los primeros en descarbonizarse y contribuir a que toda la población sea beneficiada, especialmente la población más pobre que es la más vulnerable ante los cambios climáticos.
Las emisiones de carbono son un reflejo de la desigualdad económica planetaria. El 10% de la población más rica del mundo es responsable del 47% de las emisiones y quienes son los menos responsables son las personas más vulnerables al impacto del cambio climático. En México el 1% de la población más rica emite 44 veces más emisiones que el 50% más pobre.
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Para concluir la conversación se presentó la propuesta elaborada por el ICM para aumentar la ambición y hacer frente a la emergencia climática mediante una enfoque de justicia climática, en la que propone algunas medidas urgentes y justas, entre ellas:
La salida total, justa y progresiva de uso de carbón y de combustóleo en esta década.
Consumo de energía a partir de medidas de eficiencia energética.
Instrumentos regulatorios adecuados.
Promover políticas que incentiven la movilidad activa y no motorizada para reducir el uso de vehículo privado.
Mejor diseño y planificación de las ciudades y la movilidad.
Incrementar la superficie de tierras forestales y plantaciones bajo manejo sostenible en tierras degradadas.
Si llegaste hasta este punto te puede interesar ver la Conferencia completa.
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