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Alejandro Aguilar

¿Hay esperanza en medio de la crisis? Cinco tesis para repensar la economía

Por Alejandro Aguilar

 

Aclaración: este texto fue escrito teniendo en mente una caricatura de la economía y sus practicantes que no siempre concuerda con la realidad, pero constituye un caso paradigmático de los problemas de la disciplina. Dejo a cada quién identificar en qué contextos y momentos algunas de las aseveraciones que hago tienen más validez y cuáles menos. Como no-economista, dirijo estas reflexiones convencido de la necesidad de ampliar horizontes y conectar todos los ámbitos de reflexión de forma productiva. El carácter fragmentario del texto tiene como objetivo presentar la mayor cantidad de argumentos en un espacio reducido. En un futuro no muy lejano elaboraré una versión mucho más extensa en la que pueda ahondar en los detalles. Por último, he dejado apuntadas referencias a algunos de los párrafos con la finalidad de dotar al lector algunos textos que puedan serle de utilidad para introducirse en estos temas.

 

I. Reconectar la economía con la subsistencia y las necesidades de reproducción de la vida en el planeta.

  • La economía (oikos-nomos) significaba originalmente “el cuidado de la casa”[1]. El sentido que se le daba en la Grecia antigua no es muy diferente al que adquirió en el siglo XIX el neologismo de la ecología (oikos-logos)[2].

  • El cuidado de la casa siempre ha tenido esa doble acepción. En consecuencia, es imperativo mantener las actividades económicas (apropiación, transformación, apropiación, circulación, consumo) en concordancia con las posibilidades ecosistémicas locales y globales en que se desarrollan.

  • Al mismo tiempo –en el otro lado de la dualidad– es menester alinear las actividades económicas con las necesidades de reproducción social (entendida como el proceso de sostenimiento de la vida social[3]) de las comunidades que toman parte de ellas.

 

II.  Visibilizar el carácter social de la generación de valor.

  • El discurso económico dominante ha permeado al sentido común al grado de que hoy en día concebimos que el valor es un producto de la acción de individuos aislados de los demás y sus circunstancias.

  • Adicionalmente, lo anterior concuerda con una aceptación de que todo valor es únicamente “valor en mercado”, precios, costos y utilidades. Si algo no puede traducirse a esta jerga, se considera que su importancia decae.

  • La generación de valor, en cambio, es un producto de “estar en relación”, esto se ilustra claramente con el rol de la cooperación social. Recientemente, por ejemplo, se ha sostenido que, para que una persona (normalmente un hombre adulto) pueda generar valor en un mercado laboral, es necesario que otra (normalmente una mujer) realice una serie de tareas de cuidados en el ámbito doméstico que tradicionalmente han sido infravaloradas e invisibilizadas, pero sin las cuales el primero no podría desempeñar su trabajo[4].

  • El valor, por último, escapa a toda formalización mercantil. ¿Cuál es el valor de una ballena?[5] ¿De un río? ¿De una tarde de lectura a la sombra de un árbol? ¿De un momento espiritual de encuentro con los demás? Dicho de forma paradójica, hay ciertas cosas tan valiosas, que ponerlas en una escala de valor es desvalorarlas irremediablemente.

 

III. Abrazar la diversidad de lógicas y actores que toman parte de procesos económicos.

  • Los intercambios mercantiles han cooptado la mayoría de nuestras formas de relacionarnos. No obstante, el proceso mediante el cual una sociedad con mercado se convirtió en una sociedad de mercado[6] es un proceso histórico y no una realidad inevitable. El homo economicus, el sujeto que se mueve únicamente por intereses económicos, es el producto de nuestro tiempo, no la naturaleza de la humanidad[7]. Es necesario reconocer que otras lógicas y otros actores perviven aún en nuestras comunidades y aportan claves para pensar formas alternativas de organizarnos.

  • Más allá del interés económico, existen una infinidad de otras motivaciones que organizan a nuestras sociedades. En una categoría aparte, los intercambios mutualistas son aquellos en los que las personas actúan en conjunto por un objetivo que las beneficia a ambas. Así se configuran “sujetos colectivos” que caminan en conjunto. Una comunidad que se congrega para construir una escuela sabe que de esa forma se generará un beneficio común, aún a pesar de que en el corto plazo eso signifique una importante erogación de dinero.

  • En las antípodas del interés mercantil encontramos los intercambios altruistas, aquellos que regidos bajo la dinámica del don[8] y la gratuidad. Los intercambios en los núcleos más cercanos, parentesco y otras formas de comunidad íntima, suelen practicarlos aún corrientemente. Si alguien concede un don o un servicio, no esperará una retribución por ello, pero depositará su esperanza en que el beneficiado se convierta en beneficiario en el futuro. Aunque el don puede ser pagado por un contra-don, también suele construir extensas redes de solidaridad por donde circula.



IV.  Recuperar la diversidad de ámbitos

  • El mercado no es el único ámbito de la generación de valor, aunque su utilidad para organizar algunas actividades económicas es innegable. Dentro de los mercados la diversidad también es patente: desde mercados monopolizados donde un actor extrae altas rentas de los consumidores, mercados competitivos, hasta otros tipos de arreglos mercantiles que no están eminentemente basados en la competencia (como los actores que operan sobre la base de precios y comercio justo).

  • Lo público y el Estado, fuertemente menospreciados por la economía mainstream, son valiosos generadores de valor en la medida en que propician las condiciones para que los mercados florezcan y han financiado históricamente avances técnicos que el sector privado después mercantiliza[9]. No olvidar el papel que tuvieron los Estados después de la Segunda Guerra Mundial para contener y compensar las desigualdades generadas por los mercados[10].

  • Lo común es otro ámbito olvidado bajo la premisa de que las personas siempre fallamos en administrar los bienes comunes[11]. En realidad, diversas comunidades siempre han encontrado formas de superar esta fatalista visión[12]. La recuperación de los ámbitos del uso común, tanto los bienes comunes como el sistema de relaciones que se trazan alrededor de ellos, constituye un pilar sobre el cuál se puede construir una economía alternativa orientada a la inclusión[13].

  • Lo íntimo, por último, adquiere toda relevancia cuando recordamos que es en las familias, en los grupos sociales más cercanos, donde nos socializamos como personas. En dichos espacios se incuban formas de organización que después se repiten a gran escala como dinámicas sociales.

 

V.   Abandonar los sectarismos

  • La economía suele entenderse como una disciplina sumamente técnica, una “ingeniería de mercados” autorreferente que contine todas las preguntas y todas las respuestas. Este no es simplemente un punto ciego, sino un parche sobre los dos ojos.

  • La economía ha asumido una fachada técnica que la hace objeto único de reflexión de expertos, excluyendo a la mayoría de la población de la toma de decisiones. Es menester recuperar la democracia también para este ámbito[14]. Mediante arreglos institucionales poco practicados hoy en día, i.e. asambleas deliberativas, y esfuerzos educativos las personas pueden tener voz[15] efectiva en diversas organizaciones (empresas, administración de bienes públicos, etc.). Sólo de esta forma organizaciones diferentes como las cooperativas podrán funcionar.

  • La economía no debe ser refractaria a los reclamos de justicia y la economía moral. El hecho de que un intercambio mercantil ocurra no significa que sea por sí mismo “justo”. La necesidad, la falta de información e, incluso, la violencia explícita suelen ser recurrentes en ciertos intercambios[16]. Abandonar el carácter “ingenieril” de la disciplina, permitiría allegarse a entender los reclamos sociales de injusticia que la cruzan.

 

Es hora de repensar nuestros modelos económicos y construir una sociedad más justa.

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Referencias

Angelis, Massimo de. Omnia Sunt Communia. On the Commons and the Transformation to Postcapitalism. London: Zed Books, 2017.

Aristóteles. Ética a Nicómaco. Madrid: Gredos, 2022.

———. Política. Madrid: Gredos, 1988.

Bhattacharya, Tithi. “Introduction”. En Social Reproduction Theory, editado por Tithi Bhattacharya, 1–20. London: Pluto Press, 2017.

Buller, Adrienne. The Value of a Whale. On the Illusions of Green Capitalism. Manchester: Manchester University Press, 2022.

Cumbers, Andrew. The case for Economic Democracy. Cambridge: Polity, 2020.

Haeckel, Ernst. “Écologie et morphologie genérale des organismes”. En Les Grandes Textes fondateurs de l’écologie, editado por Ariane Debourdeau, 48–65. Paris: Flamarion, 2013.

Hardin, Garrett. “The Tragedy of the Commons”. Science, New Series 162, núm. 3859 (1968): 1243–48.

Hirschman, Albert O. “Salida, voz y lealtad”. En Más allá de la economía, 43–191. México: Fondo de Cultura Económica, 2014.

Marçal, Katrine. ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Una historia de las mujeres y la economía. México: Debolsillo, 2023.

Mauss, Marcel. “Essai sur le don. Forme et raison de l’echange dans les sociétés archaïques”. En Sociologie et anthropologie, 143–279. Paris: Presses Universitaires de France, 1995.

Mazzucato, Mariana. The Entrepreneurial State: Debunking Public vs. Private Sector Myths. New York: Public Affairs, 2015.

Ostrom, Elinor. El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva. México: Fondo de Cultura Económica, 2011.

Piketty, Thomas. “Capital et idéologie”. Paris School of Economics, s/f. http://piketty.pse.ens.fr/fr/ideologie.

———. El Capital en el siglo XXI. México: Fondo de Cultura Económica, 2014.

Polanyi, Karl. La gran transformación. México: Juan Pablos Editor, 2013.

Sahlins, Marshall. La ilusión occidental de la naturaleza humana. México: Fondo de Cultura Económica, 2011.

Sandel, Michael J. Justice. What’s the right thing to do? New York: Farrar, Straus and Giroux, 2009.

———. Lo que el dinero no puede comprar. Los límites morales del mercado. Barcelona: Debolsillo, 2019.

 

[1] Aristóteles, Política (Madrid: Gredos, 1988); Aristóteles, Ética a Nicómaco (Madrid: Gredos, 2022).

[2] Ernst Haeckel, “Écologie et morphologie genérale des organismes”, en Les Grandes Textes fondateurs de l’écologie, ed. Ariane Debourdeau (Paris: Flamarion, 2013), 48–65.

[3] Tithi Bhattacharya, “Introduction”, en Social Reproduction Theory, ed. Tithi Bhattacharya (London: Pluto Press, 2017), 1–20.

[4] Katrine Marçal, ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Una historia de las mujeres y la economía (México: Debolsillo, 2023).

[5] Adrienne Buller, The Value of a Whale. On the Illusions of Green Capitalism (Manchester: Manchester University Press, 2022).

[6] Karl Polanyi, La gran transformación (México: Juan Pablos Editor, 2013).

[7] Marshall Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana (México: Fondo de Cultura Económica, 2011).

[8] Marcel Mauss, “Essai sur le don. Forme et raison de l’echange dans les sociétés archaïques”, en Sociologie et anthropologie (Paris: Presses Universitaires de France, 1995), 143–279.

[9] Mariana Mazzucato, The Entrepreneurial State: Debunking Public vs. Private Sector Myths (New York: Public Affairs, 2015).

[10] Thomas Piketty, El Capital en el siglo XXI (México: Fondo de Cultura Económica, 2014); Thomas Piketty, “Capital et idéologie”, Paris School of Economics, s/f, http://piketty.pse.ens.fr/fr/ideologie.

[11] Garrett Hardin, “The Tragedy of the Commons”, Science, New Series 162, núm. 3859 (1968): 1243–48.

[12] Elinor Ostrom, El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva (México: Fondo de Cultura Económica, 2011).

[13] Massimo de Angelis, Omnia Sunt Communia. On the Commons and the Transformation to Postcapitalism (London: Zed Books, 2017).

[14] Andrew Cumbers, The case for Economic Democracy (Cambridge: Polity, 2020).

[15] Albert O. Hirschman, “Salida, voz y lealtad”, en Más allá de la economía (México: Fondo de Cultura Económica, 2014), 43–191.

[16] Michael J. Sandel, Justice. What’s the right thing to do? (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2009); Michael J. Sandel, Lo que el dinero no puede comprar. Los límites morales del mercado (Barcelona: Debolsillo, 2019).

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