Vivimos en un mundo cambiante y muchas de las cosas con las que convivimos a diarios tienden a quedar obsoletas o a sufrir transformaciones en tiempos tan cortos que a veces ni nos percatamos de todos esos cambios. El paradigma educativo no se queda atrás, el problema es que nos aventajan las nuevas generaciones a las ofertas educativas que podemos ofrecerles.
El Papa Francisco nos anima a la apertura a nuevos horizontes, a la creación de nuevos modelos de vida humana, de progreso, de economía.
Si queremos responder a la pregunta de: ¿Cómo podemos asegurarnos de satisfacer las necesidades de aprendizaje del público joven, acelerado, siempre conectado y fácilmente susceptible de distracciones, en esta era digital? Pregunta que puede empezar a ser respondida con lo dicho por el Papa en su encíclica Laudato Si’ No. 18: : a la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman “rapidación”, debemos de recordar que la educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura tambien difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza. La nueva educación, que se ofrece a una generación cambiante, como el mundo, debe cambiar también, lo que nos lleva a considerar otras maneras de enseñar-aprender.
Una propuesta que está tomándose en cuenta es la de los microaprendizajes los cuales pueden tomarse como parte de la respuesta a la pregunta planteada. Ya que según las neurociencias, para el cerebro es más fácil entender poca información si se toma en cuenta que la atención empieza a disminuir después de los primeros 10 minutos. Para conocer un poco más de este tema los invitamos a leer el artículo de esta semana del Dr. Fco. Javier Sierra “El microaprendizaje” en: https://alexandria21.digital/misdocumentos/boletines/2021-0708.pdf.
A partir del confinamiento, hemos experimentado la inmersión de la tecnología en el aula la cual ha supuesto un gran giro en la forma de aprender. Se deberían de haber roto las metodologías tradicionales, ya que no tenía por qué llevarse el mismo proceso anacrónico de algunos docentes, que se tenía de manera presencial a las aulas virtuales. Estamos hablando de niños, adolescentes y jóvenes nacidos en la era digital (milenians) con una manera de enseñar-aprender completamente diferente a la que muchos docentes les gusta utilizar, ya sea porque les es más fácil seguir con lo mismo, ya sea porque no han buscado cómo actualizarse o no han podido, por distintas razones, dar ese paso decisivo en la manera de llevar a cabo su quehacer docente.
Los microaprendizajes son “nuevas fórmulas” que no sólo son efectivas sino que pueden llegar a lugares lejanos con poca conectividad ya que con tan sólo un teléfono inteligente se pueden utilizar. Así podemos decir que la tecnociencia bien orientada no sólo puede producir cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida del ser humano, sino también es posible utilizarla para una mejor educación a un ritmo de aprendizaje personalizado con resultados casi inmediatos.
La convicción fundamental del papa Francisco sobre la educación es su potencial transformador, tanto de las personas como del mundo. La falta o deficiencia de la oferta educativa ha llevado a la humanidad a perder el sentido de la fraternidad y el respeto por el medioambiente, a confinarse en el egoísmo y practicar una cultura del descarte. Es una situación intolerable que urge revertir y, para esto, la educación es un factor liberador.
Por eso apoyamos y nos adherimos al Pacto Educativo Global para buscar los caminos a una nueva educación que reponda a los desafíos de la contemporaneidad.
¿Por qué no intentarlo con los microaprendizajes? Y tal vez podamos disminuir la inequidad educativa al llegar a lugares mucho más apartados y con menos oportunidades.
¡Hasta la próxima!
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