En la Comunión Anglicana, estamos de luto. Un luto, como muy pocas veces vivimos, sentimos.
Para los anglicanos, cuando el Señor nos llama a su presencia, es una fiesta; es nuestra Pascua, es un momento de alegría. Cuando alguien que amamos es llamado a la presencia del Señor, es doloroso justamente porque casi nunca estamos preparados para separarnos de los que amamos. Pero al mismo tiempo, contentos porque sabemos que los que amamos, nos esperan en ese lugar donde no hay llanto ni dolor, sino vida eterna.
Pues bien… en estos momentos, parece entonces incongruente que yo misma diga que estamos todos de luto en la Comunión Anglicana. En realidad, es un luto humano, un luto en el mundo.
El Señor, el día de ayer, llamó a su presencia al Arzobispo Desmond Tutu. Un hombre que como pocos, rompió esquemas en su momento. Un hombre que era un activista, dicen muchos por los derechos humanos, y que, desde nuestro ser anglicano, decimos: es un hombre que nos marcó un camino, un ejemplo de lo que es justamente reflexionar acerca de los momentos que se viven en el presente y enfrentarlos.
Fue alguien cuya vida, es un legado. Fue el primer obispo de color en Sudáfrica, entusiasta apoyador de la igualdad humana, de la ordenación de mujeres, de la lucha contra la violencia, de la construcción de la paz, de la defensa de la Verdad, de la atención a los enfermos (principalmente VIH), premio Nobel entre otras cosas… un hombre que sin duda, estuvo siempre acompañado y guiado por el Espíritu, que inició su vida profesional como maestro, es decir, acompañando, enseñando, para posteriormente escuchar el llamado a servir en la Iglesia de Cristo y lograr, desde ese lugar, con el conocimiento de la realidad y de las necesidades a veces descarnadas, complejas, de la gente, de su pueblo, de la humanidad, cambiar paradigmas, enseñarnos que no hay camino fácil, pero tampoco imposible cuando se trata de construir, fortalecer y preservar el Reino de Dios en donde no hay hombres o mujeres o diferentes o buenos o malos… en donde, el mundo es “un arcoíris” en donde todos los colores armonizan y forman parte de una gama intensa de encuentros entre humanos, encuentros con Cristo.
El Arzobispo Tutu, en su sencillez, en su humildad y al mismo tiempo su firme carácter, nos dijo que: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado opresor…” Nos confrontó entonces con nuestra conciencia haciéndonos ver que nuestra responsabilidad como personas en este viaje terrenal, va mucho más allá de ser espectadores o de tomar partido.
Él mismo nos es muestra de que no se trata de luchar o apoyar una causa, sino de darnos el tiempo de “elegir por dónde empezar” para sin prisas pero con firmeza, poco a poco irnos involucrando en la compasión y el perdón para crecer como comunidad y como pueblo de Dios más allá de religiones o ateísmos, sino como especie que debe aprender a caminar con diferentes compañeros de viaje, aprendiendo de cada experiencia conciliando pasado y presente, para poder en La Verdad, construir un futuro, es decir: Reconciliar.
El Arzobispo Desmond Tutu, nos ha dejado un legado, una enseñanza y un gran reto a la humanidad.
Dale Señor a Desmond Arzobispo el descanso eterno y brille para él la luz perpetua.
Que su alma y las almas de todos los difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz
Así sea, y resuciten en gloria. Amén
Diciembre de 2021
Revda. Diac. Belina Carranza
Iglesia Anglicana de México
Diócesis de México
Comments