Francisco Javier Sierra Vázquez
Seminario Paulo Freire
El empoderamiento puede ser una herramienta vital para los padres en el ejercicio de su rol, y mejorar la relación con sus hijos, fomentando un ambiente de crecimiento y respeto mutuo.
El empoderamiento es el proceso mediante el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo en cuanto forman parte de un grupo social, para impulsar cambios positivos en las situaciones en las que viven.
En general, el empoderamiento se da cuando las personas y/o grupos organizados cobran autonomía en la toma de decisiones y logran ejercer control sobre sus vidas basados en el libre acceso a la información, la participación inclusiva, la responsabilidad y el desarrollo de capacidades. El empoderamiento es el proceso de cambio en el que las personas aumentan su acceso al poder y como consecuencia se transforman las relaciones dentro de una organización independientemente del rango o estatus del individuo dentro de la misma.
El empoderamiento en la familia se refiere a la acción de brindar autoridad a los miembros de la familia para tomar decisiones y actuar sin tener que buscar aprobación, esto significa dejar que los hijos usen su propia inteligencia, experiencia, intuición y creatividad, hacer que se involucren en las actividades cotidianas, escuchar sus ideas y aprovecharlas para ayudar a que la familia mejore y tenga éxito.
Empero, en el contexto familiar, esto implica que tanto los padres como los hijos desarrollen la capacidad de tomar decisiones informadas, asumir responsabilidades y tener una voz activa en su propia vida y en la dinámica del hogar.
Empoderar a los hijos no significa darles el control absoluto, sino más bien guiarlos y proporcionarles las herramientas necesarias para que se conviertan en individuos seguros, responsables y autónomos. Para los padres, el empoderamiento implica reconocer y utilizar su poder de manera positiva y constructiva, no solo como autoridad, sino también como mentores y modelos a seguir.
Ahora bien, el poder en la familia se manifiesta de diversas formas. Puede ser coercitivo, basado en la imposición de normas y disciplina estricta, o puede ser colaborativo, basado en la comunicación abierta y el respeto mutuo. El ejercicio del poder coercitivo puede llevar a un ambiente de temor y sumisión, mientras que el poder colaborativo fomenta la confianza, la seguridad y el desarrollo personal.
Por lo que se refiere al ejercicio del poder de manera positiva, conviene tomar en cuenta:
Comunicación Abierta y Efectiva: Fomentar un ambiente donde todos los miembros de la familia se sientan cómodos expresando sus pensamientos y sentimientos. La comunicación abierta ayuda a construir confianza y respeto.
Modelar Comportamientos Positivos: Los hijos aprenden observando a sus padres. Ser un ejemplo de comportamiento respetuoso, responsable y empático es crucial para enseñarles a los hijos cómo interactuar con el mundo.
Establecimiento de Límites y Normas Claras: Los límites son necesarios para proporcionar estructura y seguridad. Sin embargo, deben ser razonables y consistentes, y los hijos deben entender el propósito detrás de ellos.
Fomentar la Independencia y la Toma de Decisiones: Permitir que los hijos tomen decisiones apropiadas para su edad les ayuda a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y autonomía. Los padres pueden guiar y apoyar, pero deben evitar la sobreprotección o la toma de decisiones excesivamente restrictivas.
Reconocimiento y Recompensa del Esfuerzo y los Logros: Reconocer el esfuerzo y los logros de los hijos, en lugar de solo los resultados, refuerza la autoestima y la motivación intrínseca. Esto puede ser a través de palabras de aliento, elogios sinceros y celebraciones de logros.
Acorde con lo anterior, el empoderamiento dentro de la familia tiene numerosos beneficios. Los hijos que se sienten empoderados son más propensos a desarrollar una autoestima saludable, habilidades sociales sólidas y una mayor capacidad para enfrentar desafíos. Los padres que practican el empoderamiento tienden a tener relaciones más fuertes y positivas con sus hijos, basadas en el respeto mutuo y la confianza.
Un hogar donde se practica el empoderamiento fomenta un sentido de pertenencia y colaboración. Los hijos se sienten valorados y escuchados, lo que reduce las probabilidades de conflictos severos y mejora la cohesión familiar. Además, los hijos aprenden a asumir la responsabilidad de sus acciones y decisiones, lo que es fundamental para su desarrollo personal y social.
A todo esto, y con el ánimo de profundizar, conviene tomar en cuenta que el posestructuralismo ofrece una perspectiva crítica y flexible sobre la estructura familiar.
El Posestructuralismo
El posestructuralismo es una corriente teórica que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XX como una reacción y crítica al estructuralismo. Mientras que el estructuralismo busca identificar y comprender las estructuras subyacentes que organizan la cultura y la sociedad, el posestructuralismo cuestiona la estabilidad y la rigidez de estas estructuras, proponiendo que el significado es siempre inestable, fluido y dependiente del contexto. En otras palabras, este enfoque desafía la idea de que existen estructuras fijas y universales que determinan el significado de los conceptos y las prácticas sociales. Aplicado a la estructura familiar, el posestructuralismo nos invita a desafiar y reevaluar las normas, roles y dinámicas que tradicionalmente se consideran fijas y universales. Aquí se esbozan algunas maneras clave en que el posestructuralismo se relaciona con la estructura familiar en la actualidad:
Cuestionamiento de las Normas Tradicionales: El posestructuralismo sugiere que las normas y roles familiares, como la autoridad paterna o el papel de la madre como cuidadora principal, no son naturales ni inevitables, sino construcciones sociales que pueden y deben ser cuestionadas y reformuladas. Este enfoque alienta a las familias a reflexionar sobre cómo se han formado sus propias normas y cómo estas pueden ser modificadas para reflejar mejor las necesidades y valores actuales.
Descentralización del Poder: En lugar de ver la familia como una estructura jerárquica rígida con una distribución clara y fija del poder, el posestructuralismo aboga por una visión más flexible y dinámica. Esto significa que el poder y la autoridad pueden ser distribuidos de manera más equitativa entre todos los miembros de la familia, permitiendo una participación más activa y significativa de los hijos en las decisiones familiares.
Reconocimiento de la Diversidad: El posestructuralismo reconoce la multiplicidad de formas en que se puede vivir y entender la vida familiar. En lugar de una única estructura familiar «correcta», este enfoque valora la diversidad de configuraciones familiares, incluyendo familias monoparentales, familias reconstituidas, parejas del mismo sexo con hijos, y otras formas no tradicionales de organización familiar.
Construcción de Identidades Familiares: Según el posestructuralismo, las identidades dentro de la familia no son fijas ni esenciales, sino que se construyen a través de interacciones y prácticas sociales. Esto implica que las identidades de los padres y los hijos están en constante negociación y redefinición, influenciadas por factores como el género, la cultura, la clase social y la orientación sexual.
La deconstrucción
Una figura central en el posestructuralismo es Jacques Derrida, quien desarrolló el concepto de deconstrucción.
La deconstrucción es una metodología que busca desmantelar las estructuras aparentemente estables del pensamiento, revelando las contradicciones y ambigüedades subyacentes. Derrida argumenta que los significados no son fijos ni absolutos, sino que están en constante flujo y son el resultado de relaciones dinámicas y contextuales.
Desde la perspectiva posestructuralista, el empoderamiento en el entorno familiar puede entenderse como un proceso de cuestionamiento y reconfiguración de las estructuras tradicionales de poder y autoridad. Esto implica desafiar las nociones preconcebidas y las jerarquías rígidas que han dominado las dinámicas familiares.
Cuestionamiento de las Normas y Roles Tradicionales: La deconstrucción de Derrida invita a los padres a cuestionar y revisar las normas y roles tradicionales dentro de la familia. En lugar de aceptar pasivamente las expectativas sociales sobre la autoridad y el poder parental, se alienta a los padres a reflexionar críticamente sobre cómo estas normas afectan la relación con sus hijos y a buscar formas de reorganizarlas para promover el empoderamiento y la autonomía.
Redefinición del Poder y la Autoridad: Tradicionalmente, el poder en la familia ha sido visto como algo que los padres ejercen sobre los hijos. Desde una perspectiva posestructuralista, el poder puede ser reconfigurado como una relación más equitativa y colaborativa. Esto implica una distribución más justa del poder y la autoridad, donde los hijos también tienen voz y pueden participar activamente en la toma de decisiones que afectan su vida.
Reconocimiento de la Multiplicidad de Significados: La deconstrucción nos enseña que los significados no son unívocos. En la dinámica familiar, esto significa reconocer que cada miembro de la familia puede tener una interpretación diferente de las normas, expectativas y roles. Empoderar a los hijos implica validar y respetar sus perspectivas individuales, fomentando un diálogo abierto y continuo donde todas las voces sean escuchadas.
En consecuencia, para aplicar los principios de la deconstrucción en el empoderamiento familiar, los padres pueden adoptar varias prácticas:
Diálogo Reflexivo y Crítico: Fomentar un ambiente donde se puedan cuestionar abiertamente las normas y expectativas familiares. Esto incluye invitar a los hijos a expresar sus opiniones y sentimientos sobre las reglas y decisiones familiares.
Flexibilidad y Adaptabilidad: Estar dispuesto a adaptar y modificar las estructuras familiares en función de las necesidades y perspectivas cambiantes de los miembros de la familia. Esto puede implicar revisar las rutinas, las responsabilidades y las formas de comunicación.
Valoración de la Diversidad de Pensamientos: Reconocer y valorar las diferentes formas en que cada miembro de la familia interpreta y entiende las experiencias y situaciones. Esto ayuda a crear un entorno donde la diversidad de pensamientos es vista como una fortaleza, no como una amenaza.
Descentralización de la Autoridad: Promover un modelo de autoridad distribuida donde los hijos tienen la oportunidad de asumir roles de liderazgo y responsabilidad en la familia. Esto puede incluir la toma de decisiones conjuntas y la participación en la planificación y resolución de problemas familiares.
Para ilustrar mejor, estos son ejemplos concretos:
Roles de Género en la Familia: Tradicionalmente, se ha esperado que los hombres asuman el rol de proveedores y las mujeres el de cuidadoras. El posestructuralismo desafía estas expectativas y promueve una mayor flexibilidad en los roles de género, permitiendo que las tareas domésticas y las responsabilidades de cuidado sean compartidas de manera más equitativa entre todos los miembros de la familia.
Participación de los Hijos en la Toma de Decisiones: En muchas familias tradicionales, los padres toman la mayoría de las decisiones importantes. Un enfoque posestructuralista favorecería una mayor inclusión de los hijos en estas decisiones, reconociendo su capacidad para contribuir y aprender a través de la participación activa.
Diversidad de Estructuras Familiares: Al reconocer y validar diversas formas de familia, el posestructuralismo apoya la igualdad y el respeto por las diferencias. Esto se traduce en una mayor aceptación y apoyo a familias no tradicionales en la sociedad, reflejando una evolución en la comprensión de lo que significa ser una familia.
Para concluir, la relación entre el empoderamiento en el entorno familiar y el posestructuralismo, especialmente a través de la deconstrucción de Derrida, ofrece una perspectiva enriquecedora para redefinir las dinámicas de poder y autoridad en la familia. Al cuestionar y reconstruir las estructuras tradicionales, los padres pueden crear un ambiente más equitativo y colaborativo que fomente el desarrollo autónomo y saludable de los hijos. Este enfoque no solo empodera a los hijos, sino que también fortalece la relación familiar en su conjunto, promoviendo un hogar basado en el respeto mutuo y la comprensión.
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