Hablando del magisterio del Papa Francisco, tristemente algunas personas ven ruptura donde hay continuidad. Y, aún más tristemente y parafraseando al buen libro, se fijan en la ideología que está en el ojo del hermano y no advierten la que está en el propio. (Mt 7, 3) Y es que en el afán de luchar contra el comunismo o los populismos de izquierda, muchas veces se ha caído en la tentación de posicionarse desde su opuesto aun sosteniendo el estandarte de la Doctrina Social de la Iglesia. Esto es peligroso, porque contribuye a olvidar que desde la DSI también se condena al “liberalismo, entendido como ideología del capitalismo” (Laborem Exercens, 11).
Ese capitalismo que fue denunciado en Rerum Novarum por entregar “a los obreros, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores [e] hizo aumentar el mal de la voraz usura, […] reiteradamente condenada por la autoridad de la Iglesia.” (1) Ese capitalismo que en Laborem Exercens fue juzgado por desvirtuar el derecho a la propiedad privada, pues “la tradición cristiana no ha sostenido nunca este derecho como absoluto e intocable [,] al contrario, siempre lo ha entendido […] como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes.” (14) Ese capitalismo es ahora denunciado en Laudato Si´ por poner en riesgo a nuestra casa común.
Pero esta crítica a los modelos actuales de desarrollo, producción y de consumo tampoco es “nueva”. Como bien señaló Benedicto XVI, éstos no solo han provocado la crisis ambiental que padecemos actualmente, sino que también han acrecentado las desigualdades sociales a tal grado que “aunque algunas zonas del planeta que sufrían la pobreza han experimentado cambios notables en términos de crecimiento económico y participación en la producción mundial, otras viven todavía en una situación de miseria comparable a la que había en tiempos de Pablo VI y, en algún caso, puede decirse que peor.” (Caritas in Veritate, 33) De tal forma que puede decirse que toda preocupación por el ambiente también es (y debe ser) social. De esta manera, “el estado de salud ecológica del planeta”, íntimamente relacionado con las desigualdades y vulnerabilidades, “exige «una nueva y más profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus fines», además de una honda revisión con amplitud de miras del modelo de desarrollo, para corregir sus disfunciones y desviaciones.” (Caritas in Veritate, 32) Y, además, en la solución de la crisis actual, el papel del Estado “parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias” por lo que “la sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado” (Caritas in Veritate, 41).
De esta manera, la denuncia social del papa Francisco contra los actuales modelos económicos está en total relación de continuidad con todo el magisterio social. Así pues, debemos responder con seriedad al llamado a redefinir los modelos económicos mismos, incluyendo las nociones mismas de “desarrollo” y “progreso”, pues “no basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso.” (Laudato Si’, 194) Y, en este sentido, no podemos perder de vista la importancia de las políticas públicas, pues hemos de “rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas [y] volver a llevar la dignidad humana al centro y [sobre ese pilar construir] las estructuras sociales alternativas que necesitamos»” (Fratelli Tutti, 168).
Ahora bien, ¿es posible pensar si quiera en una economía solidaria e incluyente? Sin duda. Existen varios casos de éxito y, muchos de ellos, provienen de la pastoral social. Estos casos son ejemplo de las “variadas formas de economía popular y de producción comunitaria” que incorporan a “los excluidos en la construcción del destino común” (Fratelli Tutti¸169).
Para conocer más sobre las discusiones y acciones actuales en torno a la superación de la economía que mata con economías solidarias e incluyentes, te invito a revisar las entradas de blog de Economía de Francisco, así como a participar el día de mañana en el “Encuentro del Mundo del Trabajo”, organizado por Confederación USEM, A.C., y Conferencia del Episcopado Mexicano. ¡Construyamos juntos una realidad más justa y fraterna!
David Eduardo Vilchis Carrillo
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