Entre las novedades y particularidades que envolvió al ejercicio del censo 2020, destaca la inclusión de una pregunta para cuantificar a la población afrodescendiente en México. Así, se reveló que 2.04% de la población mexicana se identifica a sí misma como afromexicana o afrodescendiente. No obstante, la pregunta no fue bien recibida por todos y en algunos casos, la encuesta fue suspendida porque, ante la interrogación de si se considera negra(o), es decir, afromexicana(o) o afrodescendiente por sus antepasados y de acuerdo a sus costumbres y tradiciones, algunas personas entrevistadas se sintieron ofendidas y se negaron a continuar con el cuestionario o incluso agredieron al entrevistador, lo que provocó que éstos optaran por omitir la pregunta en los hogares subsecuentes.
Estas respuestas revelan la triste realidad de la invisibilización y racismo que padece la población afromexicana. Así, aunque en ciertas comunidades se han organizado grupos que reivindican su pasado y luchan por el reconocimiento de sus pueblos, hay muchas personas afrodescendientes que ignoran totalmente el origen de sus antepasados o el porqué de su apariencia. El problema se agrava cuando ésta es causa de discriminación. Por ejemplo, Tanya Duarte, fundadora y coordinadora de la organización Afrodescendencia México, denuncia que en México, “la policía de migraciones detiene constantemente a los negros y se los quiere deportar a Brasil, Cuba, donde sea, con la presunción de que en México no hay afros.”
México tiene una fuerte deuda social para con la población afromexicana, no sólo por el contexto de esclavitud en que la comunidad llegó al país y la discriminación que actualmente padece, sino también porque suele ignorarse el hecho de que han enriquecido y transformado a la sociedad mexicana más allá del periodo virreinal. Lamentablemente, su presencia en los libros de texto y, en general, obras de divulgación histórica, es muy reducida y apenas se les menciona como parte del orden colonial. Así, en vísperas del mes patrio por excelencia, no podemos olvidar que la “nación azteca” en realidad tiene, cuando menos, cuatro raíces: indígena, española, africana y asiática.
Esta invisibilidad trasciende los libros de historia y facilita la violación de sus derechos y libertades. Además, aumenta su vulnerabilidad, fomenta su exclusión y la discriminación que viven para acceder a sus derechos más fundamentales y mejores oportunidades. En este marco se insertan los reclamos de pueblos indígenas y afrodescendientes por contar con estadísticas confiables sobre el número de personas que los conforman para exigir la atención del Estado y la satisfacción de sus demandas sociales y políticas.
En contraste a la cuestionable acción estatal, la Iglesia Católica latinoamericana ha dado pasos sólidos en pos de visibilizar a la población afroamericana. Así, en Medellín (1968) se reconoció su identidad cultural y se identificó su cultura como objeto de la acción misionera bajo los parámetros de la inculturación del Evangelio. Y Puebla (1979) fue el detonante para configurar una pastoral específicamente orientada a los afroamericanos del continente. Esta acción fue reafirmada por las palabras de San Juan Pablo II, dichas por primera vez en su visita a la isla de Gorée, sede de la primera casa de esclavos:
La visita a la Casa de los Esclavos nos trae a la memoria esa trata de negros que Pío II, en una carta dirigida a un misionero que partía hacia Guinea, califica de "crimen enorme". Durante todo un período de la historia del continente africano, hombres, mujeres y niños fueron traídos aquí, arrancados de su tierra y separados de sus familias para ser vendidos como mercancía. Estos hombres y mujeres han sido víctimas de un vergonzoso comercio en el que han tomado parte personas bautizadas que no han vivido según su fe. ¿Cómo olvidar los enormes sufrimientos infligidos a la población deportada del continente africano, despreciando los derechos humanos más elementales? ¿Cómo olvidar las vidas humanas aniquiladas por la esclavitud? Hay que confesar con toda verdad y humildad este pecado del hombre contra el hombre.
Con estos antecedentes, la preocupación por una pastoral afrodescendiente formó parte integral de los objetivos de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Santo Domingo en 1992, donde los problemas y situación de las y los afroamericanos fueron tenidos en cuenta en todos sus comunicados y conclusiones. Por ello, a partir de ese momento han sido frecuentes y diversos los esfuerzos para incluir plenamente a la población afrodescendiente a la Iglesia y de inculturar el Evangelio en su vida y tradiciones. Un ejemplo de ello fue el reciente encuentro del Secretariado de Pastoral Afroamericana y Caribeña (SEPAC) en el que participaron más de 300 personas provenientes de todo el continente y donde se evidenció el aumento del número de obispos que acompañan a las comunidades afro. En dicho encuentro se analizaron los retos, compromisos y perspectivas que afronta la pastoral en la región y, además, se discutieron los temas y la logística del XV Encuentro de Pastoral Afroamericana, a realizarse próximamente en Puerto Escondido. Cabe mencionar que esta diócesis mexicana fue la primera en nuestro país en contemplar la dimensión de la pastoral afro y actualmente cuenta con 8 parroquias comprometidas plenamente con la comunidad afrodescendiente.
Como cristianos debemos sumarnos a estos esfuerzos y empeñarnos en acabar con el descarte en sus múltiples expresiones. Para ello, denunciemos las injusticias, dialoguemos con el pasado y cuestionemos al presente para alcanzar una verdadera sociedad justa a la luz del Evangelio. Para lo cual, la voz de las comunidades afrodescendientes es fundamental.
David Eduardo Vilchis Carrillo
Referencias
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Freixa, O., (2015) “Afrodescendientes en México, la verdad oculta” El País. Disponible en https://elpais.com/elpais/2015/06/24/africa_no_es_un_pais/1435125600_143512.html
Gutiérrez, I., (2009), “Los afrodescendientes en los documentos de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe”. Disponible en: http://www.africafundacion.org/IMG/pdf/LOS_AFRODESCENDIENTES_EN_LOS_DOCUMENTOS_DE_LAS_CONFERENCIAS.pdf
Haas, A., (2019) “La historia de los afrodescendientes en México: visibilizando un pasado común” Revista mexicana de política exterior, 116, pp. 57-75. Disponible en https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n116/haasprmpe116.pdf
Peña, H., (coord.) (2016) Afrodescendientes en México. Protección internacional de sus Derechos Humanos. Ciudad de México, CNDH. Disponible en https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/cartillas/2015-2016/06-Afrodescendientes-Mexico.pdf
Velázquez, M. L., y Iturralde, G., (2012) Afrodescendientes en México. Una historia de silencio y discriminación. México Distrito Federal, CONAPRED, INAH. Disponible en: http://sindis.conapred.org.mx/wp-content/uploads/2018/09/Afrodescendientes-en-Mexico.pdf
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